Hace muchos, muchos años; llego a mà un poema que me hizo entender mejor la relación del hombre con la naturaleza. Es una clara muestra del deseo de volver a las raÃces y a una vida más natural.
¿Adonde llegaremos si el hombre del futuro solo posee razón y ningún instinto?
EL BEDUINO
Tu viene del Timbuktú,
Llevas doscientos sesenta dÃas de viaje.
Siempre solo, siempre a pie.
Ya no eres joven,
Tus cabellos son grises,
Mientras que tus pasos
Son ligeros y decididos
Como los pasos de un joven.
Tus sandalias cuelgan del cinturón,
Vienes a pie descalzo.
Cuando tú te has marchado,
Deposito mi pie
en la arena del desierto,
para un corto paseo.
Yo vacilo, tropiezo, resbalo,
me hundo
Debo regresar.
Yo se que no llegare muy lejos
Pues en las ciudades
He olvidado el caminar.
La tierra me es extraña,
Estoy perdido en el desierto,
Del que vinieron mis padres.
De verdad, he olvidado el andar
Como un hombre.
Y por ello me llamo
Un hombre civilizado
Y a ti, beduino; un bárbaro.
¡Oh Babilonia!