Hace algunos años, tuve la suerte de conocer a varios montañeros del Reino de Valencia: algunos benidormers, un par de socarrats, un uruguayo de GandÃa, y un murcianico entre otros. (Este no es del Reino de Valencia, pero entonces era casi hijo adoptivo de los montes alicantinos)
Bien. Pues este murcianico, antes de ser replicado, me habló de un montaña relativamente aislada y muy hermosa en la que en invierno se formaba un caracterÃstico embudo muy disfrutón y sin dificultad técnica.
Desde entonces le tenÃa ganas en invierno. Ahora, unos años después, acompañado de buenos amigos y sufridores, por soportarme, hemos subido por ese embudo en un dÃa en que La Sagra, que asà llaman a esta montaña, se mostró con sus mejores galas.
Además de la compañÃa, tuve el privilegio de conocer al dueño y señor de estos lares: Alsagramuz, como lo llama con gracia y precisión el Kapitán Pelitre.
A todos ellos, pues, dedico estas fotos. Salud.
Asà nos la encontramos de mañanica.
Y esto es más o menos lo que hicimos. ¿A qué ir recto si se pueden hacer curvas?
El bosque parecÃa pintado por Friedrich
Y la entrada del embudo ¿Qué os parece?
La cosa se va poniendo pindia y con la nieve blanda…uff
Espectacular
Nuestra primera intención era desviarnos hacia la Pingüino, pero como no sabÃamos que llevábamos delante a Alsamuz….pues seguimos pa’rriba contando con los pies de Káfer.
Nos vamos adentrando, ya casi arriba, en el territorio de las nubes y el viento y el frÃo: rachas de noventa kilómetros por hora y sensación térmica de veinte grados bajo cero.
Y allá que llegamos.
Foto rapida y para abajo. Mucho más divertida la bajada por nieve blanda, aunque a esa hora aquello ya era una romerÃa.
Una mirada atrás y para el bar
Gracias.
Fotos de Anusca, Káfer y Arce.