Pues si, ese dia tenÃa magÃa y de la buena. Constantemente me quedaba rezagado intentando captar con mi malograda cámara lo que muy bien describe Lobisome como lo dificimente explicable pero que solo se puede sentir. Lamentable o afotunadamente alguien las estará disfrutando... Lo cierto es que mi tercera compañera de aventuras está en manos ajenas, espero que la disfrute tanto como yo, (La primera es mi mujer, Mayte y la segunda mi bici de montaña). En un último afán por recuperarla, me acerqué el dÃa que nos fuimos de tan entrañables tierras, al retén de policia local y guardia civil de Villablino, por si alguien hubiera tenido a bien tener un gesto que le honrrara, pero este tipo de comportamiento solo pertenece a la casta con nobleza. ¡Que se le va a hacer!.
El disgusto, solo se me paso gracias a Bardin. ¡ Vaya pedazo de comida que nos hizo ! En el marco incoparable de su cabana compartimos un tocino que sabÃa a gloria y con el aceite que depositó en la sarten frió unas patatas para acabar con unos huevos fritos, la sorpresa fué cuando abrió la robusta olla de hierro y vimos dos imponentes botillos flotando armonicamente animados por la suave ebullición que le imprimia el cuidado rescoldo que con esmero mantenÃa BardÃn. Todo ello regado con buen vino del Bierzo. Remató la faena con unos orujos, cosecha familiar, y como colofón final el ritual del café al trocho. Si a todo esto la añadimos la nevada que lentamente caÃa, la belleza del valle que a través de la puerta veiamos y por supuesto el ambiente afable y la grata compañÃa, combierte a este dÃa en uno de los que enmarcas y lo guardas para sacarlo en esos otros que no son tan buenos.
El regreso al pueblo, se convirtió en un paseo relajante mientras seguÃa nevando.
¡GRACIAS AMIGOS!