Para ascender al camorro alto, hay que tomar la carretera que va desde el Valle de Abdalajís en dirección Antequera, se puede acceder desde 2 puntos, el más cercano al Valle es desde la Fuenfría y el cortijo del Navazo, para acceder hasta aquí hay que tomar en la carretera el desvío a La Joya y tomar una pista terriza con una señal que nos indica que vamos por la ruta de la escaleruela, se puede seguir a pie o en coche, hay que seguir por la pista terriza y en el desvío seguiremos por el carril de la derecha, encontramos una puerta de paso de ganado doméstico, que debemos dejar cerrada, seguramente nos toparemos con los impresionantes toros que pasatan estas tierras, las vistas son maravillosas, aconsejo tomar este camino por la variedad de paisajes que se pueden ver y lo fascinante del entorno.
Una vez pasado el cortijo, encontramos una explanada, hay que bajar una suave pendiente para acceder a la falda de la sierra de la Chimenea, de nuevo encontramos una valla, se aconseja siempre dejarla cerrada.
Uploaded with
ImageShack.usUploaded with
ImageShack.usaccediendo al cortijo del Navazo.
Otra opción es subir desde el cortijo de las Ánimas, para llegar a este punto, no nos desviamos en la carretera hasta la joya, si no que seguiremos hasta ya casi llegar a Antequera, un cartel a la derecha indica claramente que estamos en el cortijo de las Ánimas, abandonaremos el coche y seguiremos nuestra ruta a pie.
Uploaded with
ImageShack.usAl poco de iniciar la ruta veremos nuestro objetivo, la sierra de la chimenea nos espera... y su majestuoso pico, que a pesar de no ser de mucha altura, si que se puede decir que es un lugar sorprendente por lo abrupto del terreno y por la cantidad de cosas inesperadas que puedes encontrar allí y que desde lejos ni imaginas.
Como no hay un camino establecido, hay que subir al pico como se pueda, como no se puede crestear, hay que ir faldeando, lo que añadirá algo de tiempo y rodeo a nuestra ruta.
Al poco de comenzar a andar, ya podemos ver la famosa cara del indio o peñón de los enamorados como una diminuta mole de caliza, pero de caprichosas formas que dibuja en las llanuras de la vega de Antequera.
Uploaded with
ImageShack.usLos huidizos cuervos que moran las alturas de la sierra, huyen despavoridos al detectar nuestra presencia.
Uploaded with
ImageShack.usEl buitre leonado sobrevuela nuestras cabezas con curiosidad, también para nosotros, rozando la niebla con sus alas.
Uploaded with
ImageShack.usImperiales, los buitres nos vigilan desde los riscos más altos, el corazón nos bombea a toda prisa, los tenemos a poquísimos metros, la sierra es su morada y no queremos molestar, es toda una experiencia, poco a poco, todos abandonan la sierra, en busca de la intimidad y la seguridad de los solitarios e inaccesibles barrancos de roca.
Uploaded with
ImageShack.usLas vistas son mejores a medida que ganamos altura, merece la pena hacer un alto y observar ese diminuto mundo que se ve a los pies de la sierra.
Uploaded with
ImageShack.usYa tenemos la cima a tiro de piedra, encontramos el vértice geodésico, un poco deteriorado y 2 cruces, una de ellas con una dedicatoria al Camorro alto, que creemos que fue algún personaje famoso en la zona.
Uploaded with
ImageShack.usUploaded with
ImageShack.usUploaded with
ImageShack.usUploaded with
ImageShack.usY por fin hicimos cima.
Uploaded with
ImageShack.usUploaded with
ImageShack.usUploaded with
ImageShack.usEn la bajada, el sol poniéndose nos regaló este maravilloso anochecer.