Una Semana Santa de las que no se olvidan. El día de la cabana Bardin no solo fue entrañable sino también divertido, deportivo, suculento e incluso aventurero. Silvia y yo salimos ya de noche tan solo alumbrados por un frontal y bajamos en bicicleta al pueblo no sin hacer alguna "ese" de más. Por que seria?...Mis amigos Paco, Laura, Angeles y Peter, quedaron encantados con vuestra hospitalidad lacianiega. Gracias a todos por hacerlos sentir uno mas. Queda pues saldado mi compromiso de hacer rutas en bici por vuestras tierras. Y añado una nueva promesa de llevar un regimiento de monturas algún día que invadirán vuestro preciado valle.
Gracias y un abrazo